Mustafa Colak and his family are seeking asylum in Japan.
They are part of a sizeable Kurdish community in this town outside of Tokyo.
La mayoría de ellos están en “libertad provisional” from an immigration detention centre.
No tienen ningún seguro médico o tarjeta de identificación. Oficialmente, puede ’ t alquila un apartamento, o abrir una cuenta bancaria…
Nos “Don ’ t existen”, Colak says.
More than a thousand Kurds live in this city outside of Tokyo alone.
Algunos tienen estatus de residencia y ayudan a los demás para sobrevivir, lending them their names and other details so they can get by.
Algunos logran encontrar empleo ilegalmente, pero generalmente son sucios o peligrosos — the ones that many Japanese don’t want.
Colak dice que dejó su ciudad natal en el este de Turquía 10 years ago after being harassed by Turkish soldiers.
Manten siendo rechazadas sus solicitudes aslyum, y aunque sus hijos nacieron en Japón, they are not exempt from deportation.
A pesar de Japón frente a una población que encoge, y la peor escasez de trabajo en más de dos décadas, politicians remain reluctant to lower immigration barriers.
El país cuenta con el sistema de reconocimiento de los refugiados más estrechos entre las economías industrializadas, and prides itself on its homogenous society.
Hay actualmente un estimado 13,000 asylum seekers in the country.
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